miércoles, 14 de octubre de 2009

LA MUERTE EN PSICOANÁLISIS







LA MUERTE EN PSICOANÀLISIS.

Psic. José Luis Maldonado Román

El arte funerario es conmemoración
y la memoria del muerto, en el doble
sentido objetivo y subjetivo, se conser-
va en el orden significante, rescatando
al muerto del olvido, merced al sepulcro.

Cumple así la CULTURA con una se sus
funciones esenciales: la de matar la muerte.

Néstor Braunstein y Frida Saal



Braunstein, Saal y Aparicio sostenían en aquel trabajo presentado hace 24 años, precisamente el 10 de octubre de 1980 en el Coloquio Internacional de Historia del Arte realizado en el Palacio de Minería de la Ciudad de México, que el acto funerario (todo ese ritual) no es más que arrebatarle la muerte a la naturaleza, haciendo de la muerte a diferencia de otras especies, un acto histórico en que la ausencia del muerto haga presencia al quedar su nombre inscrito en la lápida-memoria de los otros; así pasa también con la Madre cuando con respecto al Padre -más allá de su existencia empírica- hace presente su palabra ante el hijo, claro, si para la Madre hay acatamiento de la Ley. Así pues nos encontramos con la tumba y su inscripción: “aquí yace……” de la misma manera que con la palabra de la madre: “tu padre fue….” cumpliendo ésta con esa función civilizadora de introducir a su cachorro en el orden del lenguaje, de la cultura, de la prohibición que a su (nuestro) pesar nos marca.

Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas (si es que es posible que pueda haber miel, además de hojuelas) las palabras y opiniones de los padres son, en muchas ocasiones contradictorias, cada uno busca imprimir sus fines contra el otro a través del niño, ya lo escribía por su parte Rosario Castellanos, quien sin cercanía con el psicoanálisis pero si con cercanía al alma humana por medio de sus creaciones literarias y el sufrimiento de su propia vida decía: “toda conciencia persigue la muerte de la otra, convivir es batirse a duelo, es luchar vanamente por erigirse en el criterio único, absoluto, sin apelación. Es no cejar en el empeño de que se aniquile la mirada ajena que nos valúa, que nos capta con una mirada ajena a la que nosotros admitimos y que quiere imponérsenos como la verdadera, en el combate no hay vencedor. El mas débil cae en la fascinación, se convierte en cosa pasiva y opaca. Pero el gesto que su memoria de ser humano guardó de nosotros es el gesto del asesino o del culpable. Su mera presencia es una acusación ¿destruirla? no se destruye el remordimiento.”

Termino con otro comentario de Néstor Braunstein: “Son los más virtuosos, los más atormentados por escrúpulos y remordimientos…los verdugos no piden perdón; esa es tarea de las victimas.” Habrán de advertir que ambos autores -más allá de las sintomáticas preocupaciones de género- no se refieren al “hombre” ni tampoco a la “mujer”……en particular.

martes, 15 de septiembre de 2009

AMOR...O TRANSFERENCIA..?




AMOR DE TRANSFERENCIA?

Así es el título de un artículo escrito por Freud en la segunda década del siglo veinte y que está considerado en el conjunto de los Escritos Técnicos, una compilación que abarca sus aportes sobre teoría y técnica del análisis a lo largo de su vida. Y es al respecto de este artículo que Néstor A. Braunstein se preguntaba sino Amor de Transferencia es una tautología, en tanto que la transferencia de que es? Sino de amor con su respectivo e inseparable componente de odio. Y no el amor es transferencia?, transferencia en muchos sentidos, uno de ellos es el que, el amor es afecto desplazado desde un objeto primordial, la Madre, hacia otro quizás actual, sustituto.

Por eso y por otras cosas, Lacan dijo en una ocasión: “El amor es dar algo que no tenemos a alguien que no lo quiere..”

José Luis Maldonado Román. (2005)

jueves, 27 de agosto de 2009

A la memoria de Jesus Eduardo




“Mal se recompensa con agradecimiento a un maestro, cuando se sigue siendo un discípulo ¿por qué no queréis hacer trizas mi corona? Me veneráis; pero ...si vuestra veneración se derrumba un día? Cuidad que no os mate una estatua. No os habíais buscado aún; cuando me encontrasteis. Así hacen todos los creyentes. Ahora os mando que me perdáis y que voz encontréis a vosotros mismos; y tan solo cuando halláis renegado de mí, retornaré a vosotros”.


Federico Nietszche.

Así hablaba Zaratustra.


A la memoria de Jesús Eduardo en quien no supe advertir la dimensión de su silencio, de su enfermedad, de su esfuerzo, para que aún con la enfermedad que carcome, tener el valor y la fuerza, que no es fuerza física- para poder ponerse a la altura (por abajo y por arriba) de los otros, tanto en un acto lúdico, una broma, un suspiro, incluso un guiño hacia al deseo, a la carne pues. Y además darle tiempo (lección para los que supuestamente no tenemos limitaciones, yo no sé de que tipo) de entrarle al duro esfuerzo por adquirir el conocimiento.

Sea lo que fuera, la mirada positivista o la mirada estructural, mereció tu esfuerzo (me consta) para ponerte más allá de un diagnóstico que te condenaba a una condición de inútil que nunca aceptaste y por lo cual reclamaste un lugar que se quedó a la mitad del camino. Mi drama, Jesús Eduardo, es ser testigo de esta tu vida, cuando veo otras vidas, la mía misma, con la plenitud de las condiciones físicas, que no corresponden a las condiciones anímicas que fueron tu motor.

He vivido ya muchos duelos, tú eres otro más. Y esta vez que vuelve a pasar siento una gran necesidad de volver a pensar como niño, cuando me prometían que había otra vida, y que volvería a ver al que se fue.

Hoy sé, después de muchos desengaños, que nunca nos volveremos a ver, por eso es más profundo el dolor, solo quiero decirte que queda tu huella… en los que hablaran de ti, en los que te recuerden para bien, o para mal, Ten la seguridad, y eso si Jesús Eduardo, eso hace historia, la historia es la palabra en boca de los vivientes que te hacen histórico nombrándote, recordándote… piensa por ejemplo que uno de tus nombres a cuantos años siguen haciendo historia, también para mal o para bien, a ti para bien ese es mi deseo por el ambiente que advierto alrededor tuyo.

Un abrazo donde quiera que estés.

José Luis Maldonado Román