
PSICOANÁLISIS: Entre el Por-venir, el Malestar y el Displacer.
José Luis Maldonado Román
En el Porvenir de una Ilusión, Freud, mirando al futuro, hace un pronóstico: cómo las ilusiones religiosas iban a ser desplazadas por la racionalidad intelectual, oponiendo de esta manera a la religión, por la ciencia. Numerosos son los episodios que nos muestran que este “por-venir” no ha sido fácil y ha sido, incluso, muy accidentado. El mismo Lacan en sus inicios mantuvo la preocupación freudiana por el “por-venir” de la razón y por el hecho de que el psicoanálisis ganara un lugar de discusión en la racionalidad del conocimiento occidental a través de la inclusión del psicoanálisis dentro de los espacios oficiales del conocimiento, como lo es por ejemplo, la Universidad.
Muy pronto, Lacan comenzó a abandonar esta ilusión, podría decirse, incluso, que en los últimos años Lacan dejó de preocuparse de la “cientificidad” del psicoanálisis, en tanto que este estatus se ligaba a los parámetros positivistas del conocimiento y a modelos de modernidad cuyos valores de eficiencia y eficacia chocan frontalmente con el espíritu del descubrimiento freudiano.
El rescate Lacaniano del descubrimiento freudiano implicó el nacimiento de un discurso nuevo e impugnador que no podrá ser atendido -ni entendido- en los recintos oficiales del conocimiento, más si éstos cada vez se rigen por los aparatos de control de Estado, como son los FOMES, PROMEP, PIFIS y demás cosas que han sido diseñadas para presionar, incluso desaparecer a las universidades públicas. Por eso, al Porvenir de una (des)Ilusión, hay que confrontarla con otra obra freudiana que es El Malestar en la Cultura, que muestra precisamente cual es el porvenir de las ilusiones, que ese “por-venir” es tortuoso, difícil, que es una interminable lucha por la vida, por la muerte, por y de los sexos, de las clases sociales (aunque por decreto se diga que ya no existen), de las razas y que esto confirma que lo humano está Más allá del Principio del Placer, de ello hablaremos más adelante…
José Luis Maldonado Román
En el Porvenir de una Ilusión, Freud, mirando al futuro, hace un pronóstico: cómo las ilusiones religiosas iban a ser desplazadas por la racionalidad intelectual, oponiendo de esta manera a la religión, por la ciencia. Numerosos son los episodios que nos muestran que este “por-venir” no ha sido fácil y ha sido, incluso, muy accidentado. El mismo Lacan en sus inicios mantuvo la preocupación freudiana por el “por-venir” de la razón y por el hecho de que el psicoanálisis ganara un lugar de discusión en la racionalidad del conocimiento occidental a través de la inclusión del psicoanálisis dentro de los espacios oficiales del conocimiento, como lo es por ejemplo, la Universidad.
Muy pronto, Lacan comenzó a abandonar esta ilusión, podría decirse, incluso, que en los últimos años Lacan dejó de preocuparse de la “cientificidad” del psicoanálisis, en tanto que este estatus se ligaba a los parámetros positivistas del conocimiento y a modelos de modernidad cuyos valores de eficiencia y eficacia chocan frontalmente con el espíritu del descubrimiento freudiano.
El rescate Lacaniano del descubrimiento freudiano implicó el nacimiento de un discurso nuevo e impugnador que no podrá ser atendido -ni entendido- en los recintos oficiales del conocimiento, más si éstos cada vez se rigen por los aparatos de control de Estado, como son los FOMES, PROMEP, PIFIS y demás cosas que han sido diseñadas para presionar, incluso desaparecer a las universidades públicas. Por eso, al Porvenir de una (des)Ilusión, hay que confrontarla con otra obra freudiana que es El Malestar en la Cultura, que muestra precisamente cual es el porvenir de las ilusiones, que ese “por-venir” es tortuoso, difícil, que es una interminable lucha por la vida, por la muerte, por y de los sexos, de las clases sociales (aunque por decreto se diga que ya no existen), de las razas y que esto confirma que lo humano está Más allá del Principio del Placer, de ello hablaremos más adelante…