
EL SINUOSO CAMINO DE LA ORIENTACIÓN
(EL SUJETO DEL INCONSCIENTE EN LA ORIENTACION EDUCATIVA)
José Luis Maldonado Román.
Enero de 2007.
La búsqueda de una profesión, de la vocación es,
finalmente, qué debo ser, qué el Otro quiere de mi,
y así en esa deuda por la vida, creer que así al Otro
le pago lo que de hecho es impagable…de ahí
que bajo esa creencia de deudores confiables todavía
nos sentimos con fuerzas de gritar..
”..Yo no sé lo que valga mi vida, pero yo te la
vengo a entregar..” (José Alfredo Jiménez).
Vale la pena la reflexión: como no sé lo que vale mi vida,
dímelo tú, para así creer en lo valioso que yo te entrego,
esta reflexión vale también en la elección de carrera…
así lo he escuchado, lo supongo….
Jlmroman.
Los antecedentes..
La historia de la Orientación Educativa está tamizada por la angustia de la certeza y la unicidad que prevalece en otras áreas de conocimiento identificadas con las ciencias sociales, angustia por la ausencia de un marco teórico, sea porque no lo hay, o porque son demasiados los marcos teóricos y además dudosos como en el caso de la psicología.(1)
Así la búsqueda de un “marco teórico único” no es sino un acto o una intensión que busca esconder la angustia del no saber qué hacer, en otras palabras, la búsqueda de la verdad absoluta.
Escudriñando, encontramos que los orígenes de la orientación educativa desde La República de Platón (427-347 a. C.) donde su República utópica se compone de 3 estamentos sociales: la clase trabajadora y artesanal, la militar y la dirigente. Cada una de ellas con una función determinada, todo esto bajo la existencia de 2 mundos: el mundo de las ideas y el mundo de las cosas, y Dios como intermediario entre ambos.
Después con Martín Lutero (1483-1546) se inicia la secularización de las orientación educativa, esto es la transferencia de ese bien eclesiástico (la orientación) a personas o entidades públicas con fines profanos, la educación en manos del Estado.
Con Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) se concibe a la orientación como práctica humanista al resaltar las dimensiones naturalmente buenas del hombre en el orden de la consecución de un nuevo Estado Social, ideas que influyen notablemente en la Revolución Francesa. Que pasa actualmente? Que hoy la práctica de la orientación educativa, bajo la condición de ser componente de la educación tecnocrática, tiene que considerar las diferencias individuales de los sujetos, para lo cual en el terreno de la psicología están las mediciones psicométricas; el terreno de la pedagogía Edward Alfred Claparéde (1873-1940) pedagogo y psicólogo suizo dá lugar a la apertura de oficinas de orientación vocacional, en Boston tenemos noticias de la primera oficina con servicios de orientación vocacional a cargo de Frank Parsons, la cual terminó funcionando realmente como una oficina de selección de personal.
Aquí en México tenemos el intento de José Nava a través de su documento “La Orientación Educativa. Documento Base” que aglutina 40 años de la orientación educativa en nuestro país, y que, buscando una alternativa “ante los vicios pasados de la orientación educativa” termina como Claparéde integrando diferentes discursos (a la vieja usanza del eclecticismo) para dar respuesta a la demanda del Estado Mexicano.
Así, nos topamos con una realidad concreta del orientador en los diferentes escenarios, sea cualquier nivel educativo, sea institución pública o privada (y con mayor dramatismo en las instituciones privadas):
Al orientador se le percibe como un especialista en resolver todos los problemas.
El orientador enredado y entrampado en funciones de planificación.
El orientador (en función de los recortes presupuestales) desempeñando funciones administrativas de control o servicios escolares, ¡incluso en funciones de prefecto! ¡ o encargado de becas PRONABES!
El orientador en funciones disciplinarias con una mesita y apenas 2 sillas en el almacén o, si bien le va, ahí donde están resguardados los artefactos de la banda de guerra (visiten a las instituciones educativas privadas y se van a llevar mayores sorpresas, si los dejan entrar).
Bien, vemos así que la orientación y en su conjunto la educación tecnocrática transita con fines definitivamente utilitaristas, donde lo que menos importa es el sujeto, aunque los discursos oficialistas intenten reflejar otra cosa. De esta manera han surgido prácticas de la psicología, en particular de la orientación, y que como lo señala Braunstein (2006) “..se proponen formulaciones centradas nuevamente en la psicología de la conciencia, del Yo, del Self del grupo, del género, de la identidad, de la gestalten relacionales, etc…(en estos) ..tiempos también de la desilusión con la política y con la religión, tiempos en que se constata el sinsentido de los procesos de producción en los que el trabajador no puede reconocerse y del consumo desenfrenado de objetos cuya carencia de sustancia se trasmite al usuario, tan descartable como el producto industrial que él compra y tira…la oferta de terapias se multiplica con la misma velocidad que la variedad de mercancías en el supermercado y las hay para todos los gustos, compitiendo y ofreciendo un menú de opciones ilimitado” (2)
De ahí que se requiere de un nuevo discurso que evite la preocupación por eliminar la angustia del otro y promueva la constitución del sujeto con la plena participación de él, enfrentando el síntoma y ayudando a superar las diferentes alienaciones que se van constituyendo en la vida para no seguir viéndonos en ese mundo cuya visión estética -pero no ética- de hacer pasar por hermoso lo que en realidad son nuestras miserias, por llamarlas de alguna manera. Así, han terminado confundiéndose las exigencias formativas (humanas) con las exigencias de formación profesional, hoy se olvida en muchos planes de estudio a la historia, la ética, el estudio de los clásicos, etc. En medio de una crisis de valores que permea no solo a los diferentes estratos de la sociedad, sino también y de manera dramática, a la clase en el poder y a los grupos gobernantes.
Haciendo un alto en el camino y centrando la reflexión en el sujeto del inconsciente y la orientación educativa pongamos sobre la mesa de discusión 2 elementos: a) la historia del sujeto como condición principal, y b) el tiempo, no en torno a las disciplinas sino en torno al juego. En cuanto a la historia del sujeto, esa historia viene a ser el kaleidoscopio de los colores del deseo, donde el amor ha marcado a mi cuerpo dejando también inevitablemente las cicatrices del odio, Néstor Braunstein lo dice de otra manera, el desarrollo psicosexual y las colaterales zonas erógenas no son más que las marcas que el Otro (la madre) ha dejado en mi cuerpo, y así los niños buscan decir su historia jugando. De ahí la importancia de la terapia de juego como estrategia diagnóstica y de cura, pues el niño al jugar no hace más que anudar el pasado y el futuro en el presente, si en el adulto la posibilidad analítica es hacer de la palabra la posibilidad de Goce, el jugar es el acto poético de la infancia.
Hay que ver que el juego ha sido desterrado de la vida adulta, y así en la vida misma, en la docencia en particular, los maestros hemos divorciado el juego de la práctica de la vida y de la práctica de la docencia, no podemos jugar porque hemos olvidado nuestra infancia, la hemos reprimido. En un primer momento el tiempo se constituye como un enigma y la respuesta epistemológica se convierte en el mirar, el niño en sus primeros tiempos mira hacia todos lados tratando de organizar ese caos frente a él. En un segundo momento la respuesta es medir, cuando después de mirar hemos comenzado a organizar al mundo, lo cual nos aleja de nuestra condición animal, medir para poder predecir nuestra ignorancia, es así que lo sagrado, lo poético y las matemáticas son formas de medir el mundo y formas de responder con pasión a nuestra ignorancia.
Si el paso del primer tiempo al segundo tiempo del Edipo implica la separación del niño con la madre, al igual desde la perspectiva del crecimiento y el desarrollo implica el dejar de ser niño cuando el tiempo comienza a doler en la carne y así el descubrir y la misma búsqueda del saber es anticiparse al futuro.
El proceso educativo, la escuela tradicional, ha visto como peligroso el juego, por eso mediante la disciplina se busca silenciar el deseo y uniformizar el silencio, jugar es descubrir la bondades del lenguaje, de la invención. La religión (como corolario de la neurosis obsesiva) como un rito repite a cada momento lo mismo, el juego inventa, construye, rompe con la repetición. Por ello, para el niño el juego es como una palabra ante la angustia de la muerte, entendiendo a la muerte en su sentido metafórico, como la ausencia de límites (3)
(ausencia de límites que, como sabemos derivó en la fobia de Juanito a los 5 años).
También como corolario del paso del primer al segundo tiempo del Edipo, en el proceso educativo tenemos a la preprimaria o el nivel preescolar, ahí el niño vive su primer exilio y se inicia el destierro de la infancia. De alguna manera todos somos exiliados, de manera dulce y de manera amarga: de manera dulce al arriesgarnos a los enigmas de la otredad, al atrevernos a atravesar el río y tocar la otra orilla, llevando en la mochila cachitos que dejamos de la tierra de la cual partimos, permitiéndonos el encuentro con el Otro. De manera amarga, cuando en el destierro llegamos a la otra orilla con la mochila vacía, con amargura, con imposibilidad de compartir al haber desterrado la posibilidad de recordar.
Así el problema de la orientación, de la educación, es que hemos desterrado los recuerdos de la infancia, desterrado así también la historia y el juego. La neurosis busca desterrarlo porque ESO remite a los laberintos del deseo, la muerte y el deseo son fundamentos de la subjetividad de la infancia. Hay que arriesgarse a pensar a la orientación como un acto de fe, pero en todo acto de fe hay actos de herejía, hay que fomentar la herejía en la orientación, Nietzche, Freud y Marx están vinculados al acto de herejía al marcar la posibilidad de ver a la subjetividad de otra manera.
Nietzche al hacernos ver que la moralidad es el traspatio de la inmoralidad, Freud al mostrarnos que las razones del sujeto no están en el Yo, en la conciencia, sino en sus desgarros y desvestiduras, su castración, y Marx al demostrar la enajenación del sujeto en los procesos de producción.
Hemos abordado algunos de los momentos del principio del destierro mediante el proceso educativo, hablemos de otros momentos posteriores, el proceso de titulación en el nivel Universitario. Si bien se dice que los bajos índices de titulación obedecen a la falta de formación metodológica, inadecuada planeación curricular, etc., poco se habla del miedo a SABER, cuando el saber es arriesgarse al juego de las palabras. Saber y pensar es peligroso porque enfrenta a la angustia de la falta, titularse implica romper el último hilo del cordón umbilical con la Madre, la Universidad.
Por último, en el acto de enseñar (para no fomentar la anorexia al conocimiento), el maestro debe ser un provocador del deseo, del deseo de saber, aquel que empuja al alumno al encuentro con su ignorancia para que le de hambre….de Saber. Enseñar es un acto amoroso y el enamoramiento es una forma de engañar a la muerte por medio del amor.
Páginas Electrónicas de apoyo al tema:
http://www.eleccióndecarrera.com/
http://www.remo.ws/
ADENDA
Hoy 24 de enero de 2007, al concluir este escrito me he encontrado con la noticia de la muerte de Kapuscinski, y como en este escrito se ha tratado de hablar acerca de la ética, los valores implicados en la profesión, la pasión y el juego, Kapuscinski no era ajeno a estas preocupaciones, no solo no era ajeno sino que ello estaba implicado en el ejercicio diario de su vida y su profesión, por ello incluyo el homenaje elaborado por el diario La Jornada. Del libro que escribió: Los cínicos no sirven para este oficio, no debería ser válida solamente para su oficio, el periodismo, sino también para el mío, el tuyo, el de ustedes, el de psicólogo, más ahora en tiempos de canallas….
Editorial
Kapuscinski: exponente de la ética profesional
La muerte de Ryszard Kapuscinski, reportero, ensayista, pensador, fotógrafo, literato y testigo indispensable de su tiempo, obliga a la reflexión sobre los valores, y sobre la ausencia de ellos, en el oficio de informar, porque el periodista polaco los conjuntaba todos. Su obra es una combinación de rigor, creatividad, cultura universal, calidad de lenguaje, compromiso con los lectores y con las sociedades que de pronto brincan a las ocho columnas y se convierten en sujeto de la noticia; de pertinencia y agudeza en el comentario, de independencia crítica frente a los poderes públicos, independientemente de su ideología y de su bandera.
Ningún otro periodista cubrió como él, en extensión y en intensidad, las transformaciones sociales de la segunda mitad del siglo XX. El reportero polaco fue testigo de dos decenas de revoluciones en varios continentes, sobrevivió a misiones en otros tantos frentes de guerra, palpó de cerca la grandeza y la miseria de las confrontaciones humanas y entregó a sus millones de lectores en todo el mundo elementos de comprensión de las circunstancias, ya fueran locales, próximas o remotas, así como motivaciones para la indignación, la solidaridad y la esperanza.
Los ejes vertebrales de la ética periodística ejercida por Kapuscinski fueron siempre la honestidad intelectual, la desconfianza innata ante las verdades oficiales y la convicción profunda de que su trabajo, informar, no podía ser confundido con una operación mercantil. La información era para él y debiera ser para todo periodista, por sobre todo, una relación social que exige la observancia de valores morales inequívocos, como lo señala sin ambigüedad el título del libro en el que recopiló sus reflexiones sobre el trabajo: Los cínicos no sirven para este oficio.
La figura del informador polaco recién fallecido contrasta, por esas razones, con el periodismo dominante en el mundo de nuestros días: un quehacer dominado, en su mayor parte, por un entramado de intereses empresariales para el cual el objetivo del oficio no es informar, sino obtener utilidades; una industria que se somete por conveniencia a los dictados del poder público para acumular un poder económico desmesurado. El proceso se cierra cuando ese poderío es transformado en fuerza de choque para domesticar a la opinión pública, y desviado, incluso, hacia los derroteros del golpismo mediático. En esos procesos, la veracidad y el entendimiento, los elementos principales de la información honesta, acaban machacados por los intereses, las componendas y los cálculos, en tanto que, en el interior de los medios, los periodistas de buena voluntad son, con frecuencia, hostilizados, marginados y obstaculizados en su trabajo por los propietarios y los administradores. Hoy en día, en las democracias formales, los practicantes de la censura ya no se encuentran principalmente en las oficinas de gobierno, sino en las propias direcciones de medios electrónicos y publicaciones impresas.
Un ejemplo cercano de ese antiperiodismo puede encontrarse en el vergonzoso desempeño de las grandes firmas estadunidenses de la información durante el arranque de la agresión lanzada por la Casa Blanca contra Irak. Reporteros, columnistas y editorialistas dieron por buenas, sin chistar, las mentiras del presidente George W. Bush sobre alianzas entre el régimen de Bagdad y Al Qaeda, sobre armas de destrucción masiva en poder de Irak y sobre los propósitos democratizadores y pacificadores de la incursión bélica que aún persiste, muy lejos del profesionalismo que exhibieron muchos de sus antecesores en Vietnam. Los reporteros enviados al país invadido se contentaron, durante estos cuatro años, con refritear los boletines emitidos por los mandos castrenses, se dejaron transportar, cuidar, alimentar literal y noticiosamente por las tropas invasoras, y actualmente, como lo ha señalado otro grande del periodismo independiente y lúcido, Robert Fisk, colaborador de La Jornada, casi todos los desinformadores occidentales destacados en el país ocupado permanecen recluidos en hoteles de Bagdad o en las oficinas de la ocupación, desde donde producen y envían a sus medios las versiones de los mandos estadunidenses.
Ante la descomposición moral y los extravíos mercantilistas que afectan al periodismo en México y en el mundo, la figura de Kapuscinski debiera ser repensada, en el ámbito de la información, como una referencia de entrega al oficio, de libertad ejercida por decisión propia, incluso en las circunstancias más adversas y peligrosas, y de compromiso con la verdad, la honestidad y la inteligencia.
(EL SUJETO DEL INCONSCIENTE EN LA ORIENTACION EDUCATIVA)
José Luis Maldonado Román.
Enero de 2007.
La búsqueda de una profesión, de la vocación es,
finalmente, qué debo ser, qué el Otro quiere de mi,
y así en esa deuda por la vida, creer que así al Otro
le pago lo que de hecho es impagable…de ahí
que bajo esa creencia de deudores confiables todavía
nos sentimos con fuerzas de gritar..
”..Yo no sé lo que valga mi vida, pero yo te la
vengo a entregar..” (José Alfredo Jiménez).
Vale la pena la reflexión: como no sé lo que vale mi vida,
dímelo tú, para así creer en lo valioso que yo te entrego,
esta reflexión vale también en la elección de carrera…
así lo he escuchado, lo supongo….
Jlmroman.
Los antecedentes..
La historia de la Orientación Educativa está tamizada por la angustia de la certeza y la unicidad que prevalece en otras áreas de conocimiento identificadas con las ciencias sociales, angustia por la ausencia de un marco teórico, sea porque no lo hay, o porque son demasiados los marcos teóricos y además dudosos como en el caso de la psicología.(1)
Así la búsqueda de un “marco teórico único” no es sino un acto o una intensión que busca esconder la angustia del no saber qué hacer, en otras palabras, la búsqueda de la verdad absoluta.
Escudriñando, encontramos que los orígenes de la orientación educativa desde La República de Platón (427-347 a. C.) donde su República utópica se compone de 3 estamentos sociales: la clase trabajadora y artesanal, la militar y la dirigente. Cada una de ellas con una función determinada, todo esto bajo la existencia de 2 mundos: el mundo de las ideas y el mundo de las cosas, y Dios como intermediario entre ambos.
Después con Martín Lutero (1483-1546) se inicia la secularización de las orientación educativa, esto es la transferencia de ese bien eclesiástico (la orientación) a personas o entidades públicas con fines profanos, la educación en manos del Estado.
Con Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) se concibe a la orientación como práctica humanista al resaltar las dimensiones naturalmente buenas del hombre en el orden de la consecución de un nuevo Estado Social, ideas que influyen notablemente en la Revolución Francesa. Que pasa actualmente? Que hoy la práctica de la orientación educativa, bajo la condición de ser componente de la educación tecnocrática, tiene que considerar las diferencias individuales de los sujetos, para lo cual en el terreno de la psicología están las mediciones psicométricas; el terreno de la pedagogía Edward Alfred Claparéde (1873-1940) pedagogo y psicólogo suizo dá lugar a la apertura de oficinas de orientación vocacional, en Boston tenemos noticias de la primera oficina con servicios de orientación vocacional a cargo de Frank Parsons, la cual terminó funcionando realmente como una oficina de selección de personal.
Aquí en México tenemos el intento de José Nava a través de su documento “La Orientación Educativa. Documento Base” que aglutina 40 años de la orientación educativa en nuestro país, y que, buscando una alternativa “ante los vicios pasados de la orientación educativa” termina como Claparéde integrando diferentes discursos (a la vieja usanza del eclecticismo) para dar respuesta a la demanda del Estado Mexicano.
Así, nos topamos con una realidad concreta del orientador en los diferentes escenarios, sea cualquier nivel educativo, sea institución pública o privada (y con mayor dramatismo en las instituciones privadas):
Al orientador se le percibe como un especialista en resolver todos los problemas.
El orientador enredado y entrampado en funciones de planificación.
El orientador (en función de los recortes presupuestales) desempeñando funciones administrativas de control o servicios escolares, ¡incluso en funciones de prefecto! ¡ o encargado de becas PRONABES!
El orientador en funciones disciplinarias con una mesita y apenas 2 sillas en el almacén o, si bien le va, ahí donde están resguardados los artefactos de la banda de guerra (visiten a las instituciones educativas privadas y se van a llevar mayores sorpresas, si los dejan entrar).
Bien, vemos así que la orientación y en su conjunto la educación tecnocrática transita con fines definitivamente utilitaristas, donde lo que menos importa es el sujeto, aunque los discursos oficialistas intenten reflejar otra cosa. De esta manera han surgido prácticas de la psicología, en particular de la orientación, y que como lo señala Braunstein (2006) “..se proponen formulaciones centradas nuevamente en la psicología de la conciencia, del Yo, del Self del grupo, del género, de la identidad, de la gestalten relacionales, etc…(en estos) ..tiempos también de la desilusión con la política y con la religión, tiempos en que se constata el sinsentido de los procesos de producción en los que el trabajador no puede reconocerse y del consumo desenfrenado de objetos cuya carencia de sustancia se trasmite al usuario, tan descartable como el producto industrial que él compra y tira…la oferta de terapias se multiplica con la misma velocidad que la variedad de mercancías en el supermercado y las hay para todos los gustos, compitiendo y ofreciendo un menú de opciones ilimitado” (2)
De ahí que se requiere de un nuevo discurso que evite la preocupación por eliminar la angustia del otro y promueva la constitución del sujeto con la plena participación de él, enfrentando el síntoma y ayudando a superar las diferentes alienaciones que se van constituyendo en la vida para no seguir viéndonos en ese mundo cuya visión estética -pero no ética- de hacer pasar por hermoso lo que en realidad son nuestras miserias, por llamarlas de alguna manera. Así, han terminado confundiéndose las exigencias formativas (humanas) con las exigencias de formación profesional, hoy se olvida en muchos planes de estudio a la historia, la ética, el estudio de los clásicos, etc. En medio de una crisis de valores que permea no solo a los diferentes estratos de la sociedad, sino también y de manera dramática, a la clase en el poder y a los grupos gobernantes.
Haciendo un alto en el camino y centrando la reflexión en el sujeto del inconsciente y la orientación educativa pongamos sobre la mesa de discusión 2 elementos: a) la historia del sujeto como condición principal, y b) el tiempo, no en torno a las disciplinas sino en torno al juego. En cuanto a la historia del sujeto, esa historia viene a ser el kaleidoscopio de los colores del deseo, donde el amor ha marcado a mi cuerpo dejando también inevitablemente las cicatrices del odio, Néstor Braunstein lo dice de otra manera, el desarrollo psicosexual y las colaterales zonas erógenas no son más que las marcas que el Otro (la madre) ha dejado en mi cuerpo, y así los niños buscan decir su historia jugando. De ahí la importancia de la terapia de juego como estrategia diagnóstica y de cura, pues el niño al jugar no hace más que anudar el pasado y el futuro en el presente, si en el adulto la posibilidad analítica es hacer de la palabra la posibilidad de Goce, el jugar es el acto poético de la infancia.
Hay que ver que el juego ha sido desterrado de la vida adulta, y así en la vida misma, en la docencia en particular, los maestros hemos divorciado el juego de la práctica de la vida y de la práctica de la docencia, no podemos jugar porque hemos olvidado nuestra infancia, la hemos reprimido. En un primer momento el tiempo se constituye como un enigma y la respuesta epistemológica se convierte en el mirar, el niño en sus primeros tiempos mira hacia todos lados tratando de organizar ese caos frente a él. En un segundo momento la respuesta es medir, cuando después de mirar hemos comenzado a organizar al mundo, lo cual nos aleja de nuestra condición animal, medir para poder predecir nuestra ignorancia, es así que lo sagrado, lo poético y las matemáticas son formas de medir el mundo y formas de responder con pasión a nuestra ignorancia.
Si el paso del primer tiempo al segundo tiempo del Edipo implica la separación del niño con la madre, al igual desde la perspectiva del crecimiento y el desarrollo implica el dejar de ser niño cuando el tiempo comienza a doler en la carne y así el descubrir y la misma búsqueda del saber es anticiparse al futuro.
El proceso educativo, la escuela tradicional, ha visto como peligroso el juego, por eso mediante la disciplina se busca silenciar el deseo y uniformizar el silencio, jugar es descubrir la bondades del lenguaje, de la invención. La religión (como corolario de la neurosis obsesiva) como un rito repite a cada momento lo mismo, el juego inventa, construye, rompe con la repetición. Por ello, para el niño el juego es como una palabra ante la angustia de la muerte, entendiendo a la muerte en su sentido metafórico, como la ausencia de límites (3)
(ausencia de límites que, como sabemos derivó en la fobia de Juanito a los 5 años).
También como corolario del paso del primer al segundo tiempo del Edipo, en el proceso educativo tenemos a la preprimaria o el nivel preescolar, ahí el niño vive su primer exilio y se inicia el destierro de la infancia. De alguna manera todos somos exiliados, de manera dulce y de manera amarga: de manera dulce al arriesgarnos a los enigmas de la otredad, al atrevernos a atravesar el río y tocar la otra orilla, llevando en la mochila cachitos que dejamos de la tierra de la cual partimos, permitiéndonos el encuentro con el Otro. De manera amarga, cuando en el destierro llegamos a la otra orilla con la mochila vacía, con amargura, con imposibilidad de compartir al haber desterrado la posibilidad de recordar.
Así el problema de la orientación, de la educación, es que hemos desterrado los recuerdos de la infancia, desterrado así también la historia y el juego. La neurosis busca desterrarlo porque ESO remite a los laberintos del deseo, la muerte y el deseo son fundamentos de la subjetividad de la infancia. Hay que arriesgarse a pensar a la orientación como un acto de fe, pero en todo acto de fe hay actos de herejía, hay que fomentar la herejía en la orientación, Nietzche, Freud y Marx están vinculados al acto de herejía al marcar la posibilidad de ver a la subjetividad de otra manera.
Nietzche al hacernos ver que la moralidad es el traspatio de la inmoralidad, Freud al mostrarnos que las razones del sujeto no están en el Yo, en la conciencia, sino en sus desgarros y desvestiduras, su castración, y Marx al demostrar la enajenación del sujeto en los procesos de producción.
Hemos abordado algunos de los momentos del principio del destierro mediante el proceso educativo, hablemos de otros momentos posteriores, el proceso de titulación en el nivel Universitario. Si bien se dice que los bajos índices de titulación obedecen a la falta de formación metodológica, inadecuada planeación curricular, etc., poco se habla del miedo a SABER, cuando el saber es arriesgarse al juego de las palabras. Saber y pensar es peligroso porque enfrenta a la angustia de la falta, titularse implica romper el último hilo del cordón umbilical con la Madre, la Universidad.
Por último, en el acto de enseñar (para no fomentar la anorexia al conocimiento), el maestro debe ser un provocador del deseo, del deseo de saber, aquel que empuja al alumno al encuentro con su ignorancia para que le de hambre….de Saber. Enseñar es un acto amoroso y el enamoramiento es una forma de engañar a la muerte por medio del amor.
Páginas Electrónicas de apoyo al tema:
http://www.eleccióndecarrera.com/
http://www.remo.ws/
ADENDA
Hoy 24 de enero de 2007, al concluir este escrito me he encontrado con la noticia de la muerte de Kapuscinski, y como en este escrito se ha tratado de hablar acerca de la ética, los valores implicados en la profesión, la pasión y el juego, Kapuscinski no era ajeno a estas preocupaciones, no solo no era ajeno sino que ello estaba implicado en el ejercicio diario de su vida y su profesión, por ello incluyo el homenaje elaborado por el diario La Jornada. Del libro que escribió: Los cínicos no sirven para este oficio, no debería ser válida solamente para su oficio, el periodismo, sino también para el mío, el tuyo, el de ustedes, el de psicólogo, más ahora en tiempos de canallas….
Editorial
Kapuscinski: exponente de la ética profesional
La muerte de Ryszard Kapuscinski, reportero, ensayista, pensador, fotógrafo, literato y testigo indispensable de su tiempo, obliga a la reflexión sobre los valores, y sobre la ausencia de ellos, en el oficio de informar, porque el periodista polaco los conjuntaba todos. Su obra es una combinación de rigor, creatividad, cultura universal, calidad de lenguaje, compromiso con los lectores y con las sociedades que de pronto brincan a las ocho columnas y se convierten en sujeto de la noticia; de pertinencia y agudeza en el comentario, de independencia crítica frente a los poderes públicos, independientemente de su ideología y de su bandera.
Ningún otro periodista cubrió como él, en extensión y en intensidad, las transformaciones sociales de la segunda mitad del siglo XX. El reportero polaco fue testigo de dos decenas de revoluciones en varios continentes, sobrevivió a misiones en otros tantos frentes de guerra, palpó de cerca la grandeza y la miseria de las confrontaciones humanas y entregó a sus millones de lectores en todo el mundo elementos de comprensión de las circunstancias, ya fueran locales, próximas o remotas, así como motivaciones para la indignación, la solidaridad y la esperanza.
Los ejes vertebrales de la ética periodística ejercida por Kapuscinski fueron siempre la honestidad intelectual, la desconfianza innata ante las verdades oficiales y la convicción profunda de que su trabajo, informar, no podía ser confundido con una operación mercantil. La información era para él y debiera ser para todo periodista, por sobre todo, una relación social que exige la observancia de valores morales inequívocos, como lo señala sin ambigüedad el título del libro en el que recopiló sus reflexiones sobre el trabajo: Los cínicos no sirven para este oficio.
La figura del informador polaco recién fallecido contrasta, por esas razones, con el periodismo dominante en el mundo de nuestros días: un quehacer dominado, en su mayor parte, por un entramado de intereses empresariales para el cual el objetivo del oficio no es informar, sino obtener utilidades; una industria que se somete por conveniencia a los dictados del poder público para acumular un poder económico desmesurado. El proceso se cierra cuando ese poderío es transformado en fuerza de choque para domesticar a la opinión pública, y desviado, incluso, hacia los derroteros del golpismo mediático. En esos procesos, la veracidad y el entendimiento, los elementos principales de la información honesta, acaban machacados por los intereses, las componendas y los cálculos, en tanto que, en el interior de los medios, los periodistas de buena voluntad son, con frecuencia, hostilizados, marginados y obstaculizados en su trabajo por los propietarios y los administradores. Hoy en día, en las democracias formales, los practicantes de la censura ya no se encuentran principalmente en las oficinas de gobierno, sino en las propias direcciones de medios electrónicos y publicaciones impresas.
Un ejemplo cercano de ese antiperiodismo puede encontrarse en el vergonzoso desempeño de las grandes firmas estadunidenses de la información durante el arranque de la agresión lanzada por la Casa Blanca contra Irak. Reporteros, columnistas y editorialistas dieron por buenas, sin chistar, las mentiras del presidente George W. Bush sobre alianzas entre el régimen de Bagdad y Al Qaeda, sobre armas de destrucción masiva en poder de Irak y sobre los propósitos democratizadores y pacificadores de la incursión bélica que aún persiste, muy lejos del profesionalismo que exhibieron muchos de sus antecesores en Vietnam. Los reporteros enviados al país invadido se contentaron, durante estos cuatro años, con refritear los boletines emitidos por los mandos castrenses, se dejaron transportar, cuidar, alimentar literal y noticiosamente por las tropas invasoras, y actualmente, como lo ha señalado otro grande del periodismo independiente y lúcido, Robert Fisk, colaborador de La Jornada, casi todos los desinformadores occidentales destacados en el país ocupado permanecen recluidos en hoteles de Bagdad o en las oficinas de la ocupación, desde donde producen y envían a sus medios las versiones de los mandos estadunidenses.
Ante la descomposición moral y los extravíos mercantilistas que afectan al periodismo en México y en el mundo, la figura de Kapuscinski debiera ser repensada, en el ámbito de la información, como una referencia de entrega al oficio, de libertad ejercida por decisión propia, incluso en las circunstancias más adversas y peligrosas, y de compromiso con la verdad, la honestidad y la inteligencia.
(1) Nava Bolaños Guillermina. El Imaginario en torno a la Elección de Carrera. Una estrategia de intervención desde de la perspectiva psicoanalítica. Plaza y Valdez. México. 2000
(2) Braunstein, N., El Malestar en Psicoanálisis. Revista Carta Psicoanalítica número 8, marzo de 2006. http;//cartapsi.org/revista/no8/braunstein.htm.
(3) No hay juego sin reglas, el juego son sus reglas más su pasión.