
Isela Janeth Barrios Herrera.
Como certeramente afirma Rosario Castellanos “Mujer es un término que adquiere una matiz de obscenidad y por eso deberíamos cesar de utilizarlo”. Porque no se puede ser dama, señora, señorita y... mujer
Claro, ser mujer significa ser auténtica, dejarte llevar por tus deseos, superar el límite, ir más allá de las formas y normas sociales, permitirte la osadía de pensar, decidir y más aún, sentir.
Se ha dicho que la mujer es pura sensibilidad, pero ¿cómo no podría ser esto verdad si solo se le permite sentir a través de los demás? (padres, hijos, hombre).
Ser mujer no es odiar lo masculino, es ser libre, tener capacidad, voluntad y valor para sentir en ti lo que se te da la gana. Sin embargo, hay señoras que se creen mujeres porque hablan más fuerte, porque lo único que se permiten sentir es odio hacia los hombres, y a veces lucen tan masculinas!
Un chiste común entre los caballeros es que “la mujer perfecta es hermosa, escultural y muda! Y ellas hacen todo lo posible para que se siga considerando a ésta, la mujer ideal, cuando se someten a mil torturas para mantener una figura y solo abren la boca para decir necedades o no les preocupa en absoluto la figura pero abren la boca para decir necedades.
Cuando el hombre critica con recelo a la mujer, por su condición de mujer, lo hace porque la considera capaz, porque la cree rival con posibilidades, entonces busca venerarla para que ella se coloque en el altar y permanezca ahí sin posibilidad de acción. Y Ellas, nosotras preferimos sentirnos víctimas perseguidas y criticadas por el hombre o victimarias tratando de anularlo y ocupar su lugar; debemos ocuparnos en explotar esa mina intelectual que poseemos y que ellos temen sin razón, busquemos y ganemos respeto por nuestras capacidades intelectuales sin perder la feminidad.
Sí, tenemos las mismas capacidades pero no somos iguales, tenemos afortunadas diferencias que se complementan.
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